una de atenciones

“Ya tiran fuerte mis voluntades, mis ganas de llamar
A voz en grito tus malditas atenciones
Sube la fiebre de este pobre músculo impaciente
Ya me separo del envoltorio, de la inutilidad
Del peso muerto de este cuerpo descarnado
Ojos cerrados, boca abierta, cuento tres y salgo”. El Pozo- Izal

una de chicos tópicos

Y luego está ese tipo de chico. El pobre chaval desea fuertemente que lleves el pelo largo,  que te maquilles, que te vistas mejor y, en general, que seas más femenina; es como sí, de algún modo, tu manera de ser ofendiera o amenazara su masculinidad. Y está bien joder, está genial que a uno le guste lo que le gusta. Sin embargo, el chaval se lo toma como una ofensa personal. No entiende por qué coño no estás dispuesta a hacer esas pequeñas cosas que le facilitarían tanto la vida. Podría desearte sin sentirse culpable, podría hablar de ti con sus amigos, podría salir contigo sin tener que justificarse cada vez que te presenta y, en definitiva, podría tener una relación normal con la chica que le gusta. Y que ¡joder! ya que no estoy dispuesta a ser femenina podría, al menos, haber nacido hombre y ser un colega más que no diera pie a confusiones emocionales, pero ni eso me digno a hacer. Así que el tipo va, vuelve, se decide, se desdice, guarda su distancia, se rasga las vestiduras, se acuesta con la vecina, se tortura y vuelve a empezar. Y sí, está ese tipo de chico; está cerca.