El escapismo por las nubes. Huir de una casa donde no soy más que un puto alien y todo me es ajeno; huir de una sociedad que me da verdadero asco; huir de un país injusto y plagado de escoria. No recuerdo la última vez que me sentí tan absurdamente desconectada de todo (y todos) lo que me rodea. Es ridículo. Y aquí sigo, con los pies clavados en el suelo, el aire escapando de mi pecho a la que me descuido y problemas serios para distinguir entre ataques de pánico y ataques al corazón.
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