acabo de leer…

El diario de Alejandra Pizarnik y se sufre tanto como se disfruta. Hoy comentaba con un amigo que es un libro que te pone de rodillas y te hace pedir perdón, aunque no sepas por qué, pues el infinito sufrimiento de Pizarnik bien lo merece. Adorable, corrosiva, dulce, letal y, ante todo, brillante. Es imposible que un libro de alguien con tanto talento y tanta capacidad para la sinceridad te deje indiferente y habría que ser muy insensible para que no te afectase su tristeza, así que antes de leerlo prepárate para entrar en un mundo que si bien es maravilloso y elegante, está también cargado de dolor.

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